¿Hace tiempo que te ronda por la cabeza cambiar de trabajo? Si es tu caso, ha llegado el momento de salir de dudas y de saber si estás preparada para dar el salto. Cambiar de profesión no solo se trata de renunciar, sino también de contar con un plan de acción que te asegure la llegada a tu próximo destino. Para conseguirlo, te hacemos LAS CUATRO preguntas clave que te revelarán si continúas o no en el limbo profesional. ¿Estás preparada?
4 preguntas que te ayudarán a saber si estás preparada para cambiar de trabajo
Muchas personas deciden quedarse en la misma empresa durante toda su vida laboral. Sin embargo, nuestra generación –o gran parte de ella– no está tan cómoda con esta idea. Y es que, son tantas las oportunidades de crecimiento y de nuevos retos profesionales, que no se pueden dejar pasar. Pero, para evitar saltar de cabeza a una piscina vacía, te acompañamos con este pequeño ejercicio de reflexión que deberías hacer antes de tomar una decisión. Vamos allá.
1. ¿Por qué quiero cambiar de trabajo?
No solo es una de las primeras preguntas que debes hacerte antes de dar el paso, sino que es muy parecida a la clásica: “¿por qué quieres este trabajo?” de los reclutadores. Pregúntate cuál es la razón que te impulsa a dejar tu actual empleo, cambiar de sector o empezar de cero en otra empresa. Un ambiente laboral poco agradable, la falta de motivación o la necesidad de expandir tus horizontes son causas muy distintas las unas de las otras. De hecho, cada respuesta debería dar lugar a diferentes acciones, como una reunión con tus superiores, formar parte de un nuevo equipo o cambiar de trabajo.
Además, asegúrate de que este cambio no se debe a conflictos emocionales, ya que una carga de trabajo mayor de lo habitual o un problema personal también puede repercutir en tu decisión.
Por el contrario, si las razones que te llevan a cambiar de trabajo es encontrar un terreno más fértil donde desarrollarte profesionalmente, tal vez sea el momento adecuado de coger el próximo tren.
2. ¿Qué trabajo me gustaría encontrar?
No solo necesitas tener una idea general sobre el tipo de trabajo que te gustaría desempeñar, sino también de sus condiciones. ¿Buscas un mejor equilibrio entre tu vida personal y laboral? ¿Tareas más variadas? ¿Tener la posibilidad de ascender? Si tu actual empleo puede cubrir tus requisitos, reflexiona sobre si es buena idea marcharte.
En cambio, cuando ya no tienes tiempo para tu vida personal, apenas disfrutas de tu ocio o no logras desconectar, puede que necesites darte un respiro, descansar o reinventarte laboralmente. Cada compañía es diferente, pero una buena cultura empresarial debería ser un requisito en tu búsqueda.
3. ¿Estoy lo suficientemente motivada?
Hay que estar mentalizada. Cambiar de trabajo implica recibir algunos “noes”. Sin embargo, estos pueden ser una oportunidad para conocerse mejor y para poner en práctica habilidades que tal vez habían caído en el olvido, como actualizar tu currículum, acudir a entrevistas, exponer tus puntos fuertes o defender los débiles, entre otras situaciones. Va, confiesa. ¿Cuánto hace que pones al día tu currículum?
Además, buscar nuevas ofertas de empleo, formarte a través de cursos o talleres y hacer networking se convertirá en un “trabajo temporal”. Debes preparar tu mente para disfrutar del camino y evitar vivir este proceso con ansiedad. De modo que, si al poner en la balanza, el esfuerzo y el tiempo que conlleva cambiar de trabajo pesa más que tu ilusión y ganas de reinventarte, deberás buscar una alternativa. Si, en su lugar, estás lista para poner toda la carne en el asador, es el momento ideal para afrontar esta nueva aventura.
4. ¿Dónde me gustaría estar dentro de cinco años?
Esta cuestión implica muchas áreas de la vida, pero si la trasladamos a un contexto profesional, puede ser realmente poderosa. Pues, más allá de que el futuro es incierto, la mayoría de nosotras puede hacerse una idea de dónde querría estar y bajo qué condiciones. De modo que define qué te gustaría conseguir y si puede proporcionártelo tu trabajo, y, antes de emprender el vuelo, evalúa las oportunidades reales que tienes actualmente. Si, aun así, no ves la posibilidad de conseguirlo, cambiar de trabajo será, probablemente, la decisión más inteligente.
¿Cómo sé que ha llegado el momento de cambiar de trabajo?
Las ganas de explorar nuevos territorios, el impulso por expandir tus conocimientos o la necesidad de crecer son señales suficientes para reconocer cuándo cambiar de trabajo. Pero, nos ocurre a todas, las dudas y los miedos nos hacen posponer la decisión. Plantéate si te sientes identificada con más de una de estas situaciones. Si es así, deberían saltar las alarmas:
- Estás desmotivada por lo que haces: cuando las funciones no contribuyen al desarrollo de tus habilidades o haces siempre tareas repetitivas y poco alentadoras, puedes llegar a sentirte desilusionada con tu trabajo.
- Sientes que podrías aportar mucho más: si trabajas en una empresa donde no obtienes feedback por parte de tu equipo, llega un momento que sientes que da igual que estés tú o cualquier otra persona en tu puesto.
- El ambiente de trabajo no es el adecuado: si estás en una empresa cuyos valores no te son afines o donde existe un clima laboral negativo o conflictivo, el día a día se puede hacer muy cuesta arriba.
- El salario no se corresponde con tu trabajo: aunque muchos puestos no perciben la retribución adecuada, tu entrega y empeño merecen una recompensa económica equilibrada. Así que ¡no te sientas culpable por pedir lo que es tuyo!
- Tus horarios no te permiten conciliar: cuando dedicas muchas horas al trabajo y tu actividad profesional no es compatible con tu vida personal, ambas facetas acaban resintiéndose.
- No hay posibilidad de desarrollo: aunque quieres seguir escalando a nivel laboral, no ves hueco para ello en tu empresa.
Sabemos que cambiar de trabajo puede ser apasionante. No obstante, para disfrutar de este nuevo camino, deberás decidir con la cabeza fría, tener claros tus objetivos y dar lo mejor de ti. Nosotros sabemos que puedes, ¿y tú?